Ejemplo: un chico asocia el cuestionamiento de Dios con algo malo. Evita hacerlo -aunque una parte de él mismo desee hacerlo- y, por consiguiente, si ve a alguien que lo hace sin miedo (como quiere hacer esa parte de sí mismo que reprime), se enfada y le ataca, intentando inconscientemente que ese alguien sienta el mismo miedo que él (en general, todos buscamos de alguna forma que los demás se sientan como nosotros).
Es comprensible que, quien está acostumbrado a vivir gobernado por el miedo, esté debilitado y le duela toda información o acto que vaya en contra de cómo haya dispuesto el mundo interior ese miedo. Viene a ser como tener un tirón muscular que, si no se alivia (quita el miedo de encima), dolerá moverlo en ciertas formas o ángulos. Se suelen arreglar esos "tirones" con un "masaje" (escucha sin juicios ni interrupciones y con aceptación).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Podéis comentar y/o sugerir todo lo que os apetezca, siempre manteniendo respeto.