Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso,
sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y
transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos,
tus áreas vulnerables; permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres,
sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable;
es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable
de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas;
es disfrutar del privilegio de ser tu mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento
alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas;
es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, "este soy,
en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente,
contigo lo comparto... si tú quieres recibirlo.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona;
es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera,
como una expresión del hombre, como una manifestación palpable de ese esencia
trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tú formas parte;
es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana,
que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones;
apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad,
como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano en su totalidad;
es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano
es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo
Desconozco el autor.
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